Los mocos: ese problema infantil tan «pegajoso»
Cada vez que algún padre entra en la farmacia para decir que su niño tiene muchos mocos me echo a temblar por varias razones:
- Los mocos le van acompañar todo el invierno, sí, como suena… todo el invierno.
- Soy madre y como tal, entiendo el desconcierto y hartura que los mocos pueden llegar a producir.
Si tenemos en cuenta el dato de que un niño sufre de media 6 resfriados por invierno y que cuánto más pequeños son, más resfriados enganchan, podemos entonces llegar a comprender porque eso de que una vez que entran en su naricilla… va a ser dificil librarse por completo de los mocos.
Esto se debe al hecho de que los bebés y los niños no tienen las defensas desarrolladas. Su sistema inmunitario todavía no «ha trabajado» contra suficientes agentes externos o patógenos, o lo que es lo mismo, si recordáis la serie «Érase una vez el Cuerpo Humano»: cuando los policias no estaban preparados para luchar contra los malos y feos que venían de fuera…
¿Qué podemos hacer para combatir los mocos de los niños?
La solución pasa por los famosos lavados nasales:
Para ello existen multitud de formas y métodos (he aquí la madre del cordero). Mi opinión personal es que lo mejor es que cada uno en esto se apañe como pueda. Lo más indicado son los sprays de suero adecuados para edad. Otra opción son las famosas monodosis de suero, pero tienen su truquillos (prometo explicarlos con detalle estos trucos en otro post). La tercera vía es la jeringuilla de suero, para esto hay que tener un nivel de experto, si te pasas de presión puedes crear un problema en el oído, por ello no lo veo como el método más adecuado.
Abrigarlos pero sin pasarse:
Los resfriados no se producen por coger frío sino porque están los virus al acecho. En este sentido la higiene adquiere un papel determinante, es importantísimo enseñar a los niños a lavarse las manos y cuando son demasiado pequeños hacerlo nosotros cuando les vamos a tocar.
Mejorar sus defensas:
Existen multitud de productos que os podemos recomendar para esto: mi consejo Oscillococcinum (son unos gránulos de homeopatía que mejorarán sus defensas, la posología es uno a la semana directamente en la boca o disuelto en agua) y Engystol (como prevención uno al día).
Ante este panorama lo que hay que tener en cuenta las posibles complicaciones:
- Otitis: La infección en el oído es la complicación más habitual; ante la sospecha, acudid al médico. Podréis detectarla si el niño o bebé se toca mucho el oído o llora cuando ejercemos una ligera presión sobre él. Puede cursar con o sin fiebre.
- Neumonía: La infección de los pulmones genera mucha tos, fiebre y debilidad.
- Sinusitis: Es una inflamación de las cavidades que rodean la nariz provocada por varios motivos. Genera dolor de cabeza y facial por acumulación del moco en los senos.
- Bronquitis o bronquiolitis: El gran temor de todos los padres…“que bajen los mocos al pecho” y deriven en una inflamación e infección de las vías respiratorias del pequeño, sin embargo este hecho depende más bien del virus o bacteria que se haya instaurado. Como prevención insistir en los lavados nasales y acudir a un experto fisiobronquial que ayude a canalizar esos mocos y expulsarlos.
¿Cuándo debemos acudir con los niños al médico por los mocos?
- Por mocos en menores de 2 meses.
- Por fiebre por encima de 38º.
- Si le cuesta respirar y existe sospecha de tiraje ( cuando los músculos intercostales se mueven tirando hacia dentro).
- Si tiene dolor de oído.